Toma de decisiones
Próximos a iniciar el cuarto año, muchos estudiantes de la Escuela de Comunicación se preguntan que especialidad seguir. Las opciones son pocas pero, aún así, las dudas persisten en más de uno.
“Mi primera opción fue Periodismo”, es casi el comentario más usual. Y es que para cualquier ciudadano de a pie estudiar comunicación significa estudiar periodismo. La presencia de la prensa, la radio y la televisión es tan abundante que es lógico que esta sea nuestra primera asociación.
Para felicidad de muchos, el periodismo no es la única alternativa pues, poco a poco, la interacción del hombre en sociedad y las nuevas tecnologías van abriendo campo a nuevas ramas, entre ellas Comunicación Organizacional y Comunicación Audiovisual.
En la actualidad, los profesionales de las diferentes áreas de la comunicación se valen de herramientas en común y de múltiples formatos de expresión que la diferencia entre ellos ya no puede darse sólo por el canal en que se comunican.
Y esto resulta tan sorprendente ya que el uso de estas herramientas escapa al comunicador, quien ya no es el único capaz de manejarlas. Entonces queda allí un vacío preciso para reflexionar… ¿qué hace realmente el comunicador?
En la charla impulsada por los estudiantes de la base 2005 a fin de despejar sus dudas sobre la especialidad a seguir y llevada a cabo gracias al apoyo del Departamento Académico este viernes 1º de febrero, surgieron respuestas a esta singular pregunta.
Sonia Luz Carrillo, profesora principal e investigadora, lo anota bien: “la diferencia está en el desarrollo de temáticas”. Lo que hace visible que en el carácter profesional del comunicador importa más que el medio, lo qué digo y cómo lo digo. No descuidando la investigación, la formación académica y humanística que nos da la universidad.
A ello, Juan Gargurevich, historiador de la prensa peruana, agrega con precisión: “dependerá de la ética del alumno lo que él quiera hacer con su carrera”.
Y como una cosa lleva a la otra, los comentarios sobre cómo debemos llevar el currículo de la Escuela se hacen escuchar. Y, a pesar de los interesantes temas que pueden generar las respuestas a este procedimiento, finalizada las exposiciones el silencio inunda el auditorio e inmediatamente se anuncia el término de la rueda de preguntas.
Frente a las demás aportaciones tipo prospecto de admisión y a la agotada verbosidad del público sobre las irregularidades en la Escuela, lo que parecía el primer acercamiento entre alumnos y profesores alejados de reuniones ceremoniosas, terminó como las conferencias de los profesores del primer año: con la sensación de un vacío latente.
Es curioso estudiar comunicación y no saber comunicarse.
sábado, 9 de febrero de 2008
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